Historia de Hungría antes de la conquista húngara
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La historia de Hungría antes de la conquista húngara abarca el período anterior a la conquista magiar (húngara) en el siglo IX de los territorios que se convertirían en el Principado de Hungría y luego en el dominio del reino de Hungría.
La cuenca panónica, relativamente cálida y fértil, fue objeto de asentamientos desde hace unos 500 000 años.[1] Los primeros restos conocidos pertenecen al Homo heidelbergensis en el Paleolítico Medio, con el descubrimiento del fósil Samu datado hace 300.000 años. Hay escasa o inexistente evidencia[2] de presencia humana hasta los neandertales hace unos 100 000 años. Los humanos anatómicamente modernos llegaron a la cuenca de los Cárpatos antes del 30000 a. C. y pertenecían a la cultura auriñaciense.[3] Algunas fuentes también distinguen una cultura muy local, la cultura de Szeleta, pero esta afirmación es discutida.[4] El desarrollo en el Paleolítico es similar al del resto de Europa y los hallazgos tanto de la cultura auriñaciense como de la subsiguiente cultura Gravetiense (cazadores de mamuts) se pueden encontrar hasta Francia y España. Los sitios mesolíticos son raros, pero comienzan a aparecer después de estudios sistemáticos, especialmente en el área de Jászság, en el norte de Hungría (Jászberény I). El asentamiento neolítico comienza con la cultura de Starčevo-Körös-Criş, datada por carbono alrededor del 6200 a. C.. El Neolítico Medio ve la cultura de la cerámica de bandas occidental en Transdanubia y Satu-Mare (Szatmar) y la cerámica lineal oriental (llamada "cerámica lineal Alföld" en Hungría) en el este. El resto de la Edad de Piedra está marcado por evidencias arqueológicas mínimas o aún no procesadas, con la excepción de la cultura de la cerámica de bandas, la «civilización tipo jardín»[5] que introdujo la agricultura en la cuenca de los Cárpatos. Durante las Edades del Cobre y del Bronce, tres grupos significativos fueron las culturas de Baden, Makó y Ottomány (no confundir con los turcos otomanos). La mayor mejora fue obviamente la metalurgia, pero la cultura de Baden también provocó la cremación e incluso floreció el comercio a larga distancia con áreas remotas como el Báltico o Irán durante los períodos Makó y Ottomány. Los cambios turbulentos durante la Edad del Bronce tardía dieron fin a la civilización nativa, relativamente avanzada.
La Edad del Hierro comenzó alrededor del 800 a. C., asociada con los tipos de artefactos tracio-cimerios, que representan la superposición de las esferas culturales pre-escitas (cultura Novocherkassk) y pre-celtas (cultura de Hallstatt). La extensión de la cultura de Hallstatt por el oeste de Transdanubia es evidente desde aproximadamente el 750 a. C.. Este periodo vio la inmigración masiva de nómadas indoeuropeos que se cree que eran de ascendencia del antiguo Irán. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, la cuenca de los Cárpatos atrajo la inmigración desde todas las direcciones: los celtas Halstatt procedentes desde Occidente fueron los primeros y más influyentes, llegados alrededor de 750 a. C., los misteriosos sigynnae alrededor del 500 a. C., los panonios (se supone que una confederación tribal iliria que dio nombre a la futuro provincia romana) y los celtas (tauriscos) en el siglo IV a. C.. Los celtas escordiscos se establecieron en el sur de Transdanubia a partir del 279 a. C., después de haber sido derrotados en Delfos. Los boii alcanzaron el noreste de la cuenca de los Cárpatos en el II. La primera etnografía griega ubica a los agatirsos y sigynes en la región.
La era romana en el territorio de la actual Hungría comienza con varios ataques entre el 156 y el 70 a. C., pero su progresiva conquista fue interrumpida por el rey dacio Burebista, cuyo reino se extendía hasta la actual Eslovaquia en su mayor extensión. Sin embargo, el período de dominación dacia no duró mucho y entre el 35 y el 9 a. C. los romanos habían sometido el territorio al oeste del río Danubio. Desde entonces hasta el final del siglo IV d. C., Panonia, la parte occidental de la cuenca de los Cárpatos, fue parte del imperio, primero como subprovincia de Pannonia de la provincia de Illyricum y, finalmente, como provincia de Pannonia. Bajo el dominio romano, se fundaron muchas ciudades contemporáneas como Budapest, Győr o Sopron y florecieron la población romanizada y la cultura en su conjunto: ciudades, carreteras pavimentadas y fuentes escritas fueron parte de los avances. Los emperadores romanos en ocasiones también toleraron que otras tribus se establecieran en el territorio, como los Iazyges o los vándalos. El cristianismo se difundió durante el siglo IV d. C., cuando se convirtió en la religión del estado. En las etapas finales romanas la cuenca carpática estuvo bajo la influencia mediterránea de la civilización grecorromana durante un breve período. Los godos se establecieron en Dacia en el siglo IV.
Después del fin del Imperio Romano Occidental en el siglo V por la presión que supuso la inmigración de las tribus germánicas y de los carpianos, el período de las grandes migraciones continuó trayendo muchos invasores a Europa central, comenzando con el Imperio huno (370-469 aproximadamente), que en 430 ya habían establecido un vasto, aunque breve, dominio en Europa centrado en la cuenca. Numerosas tribus germánicas vivían junto a ellos como godos, marcomanos, cuados o gépidos, los últimos de los cuales se mantuvieron más tiempo y cuyos pueblos se habían incorporado en el imperio huno. Los ostrogodos, que habían sido vasallos de los hunos, establecieron su propio reino tras la desintegración del dominio huno.
Otros grupos que llegaron a la cuenca de los Cárpatos durante el siglo VI fueron los gépidos, los lombardos y los eslavos. Los hérulos dominaron a los gépidos, solo para ser derrocados por otra tribu nómada importante, los ávaros que fundaron el jaganato avaro[6] en la década del 560, un estado que mantuvo la supremacía en la región durante más de dos siglos y cuyo gran poderío militar le permitió atacar a los Estados vecinos. Al igual que los hunos, los ávaros establecieron un imperio allí y representaron una amenaza significativa para sus vecinos, pero finalmente fueron derrotados tanto por los estados vecinos como por las luchas internas (alrededor de 800). Sin embargo, la población avara se mantuvo bastante estable hasta la conquista húngara. Las guerras constantes y la presión externa lo acabaron debilitando. Los francos de Carlomagno derrotaron a los avaros en una serie de campañas durante la década de 790. A mediados del siglo IX, se creó una nueva marca franca: el Principado de Balaton, también conocido como Baja Panonia.
En 803 Krum se convirtió en kan de Bulgaria. El nuevo gobernante, enérgico, fijó su atención en el noroeste, donde los antiguos enemigos de Bulgaria, los ávaros, experimentaban dificultades y reveses contra los francos de Carlomagno. Los ejércitos búlgaros aniquilaron militarmente a los ávaros y destruyeron su Estado entre 804 y 806. Krum se apoderó de la parte oriental del antiguo jaganato ávaro y extendió su autoridad sobre las tribus eslavas de la zona. Bulgaria se extendió desde el Danubio medio hasta el norte de Budapest y el Dniéster, aunque no es seguro que dominase Transilvania. En 813, el Krum se apoderó de Odrin y saqueó toda la Tracia oriental. Tomó cincuenta mil cautivos, que se establecieron en territorio búlgaro al norte del Danubio.
El territorio panónico se dividió entre Francia Oriental y el Primer Imperio Búlgaro con la parte noreste bajo el Principado eslavo de Nitra, luego parte de la Gran Moravia. Este estado duró hasta la llegada de las tribus magiares, la conquista húngara (ca. 860-907).