Deforestación en Indonesia
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La deforestación en Indonesia implica la pérdida a largo plazo de los bosques y el follaje por gran parte del país; ha tenido un gran impacto medioambiental y social. Indonesia es uno de los lugares con bosques de mayor biodiversidad y es la tercera en el número de especies detrás de Brasil y la República Democrática del Congo.[1] Todavía en 1900, Indonesia era un país densamente poblado por bosques: representaban el 84 % de la superficie total de la superficie nacional. La deforestación se intensificó en los años setenta[1] y desde entonces se ha acelerado. Se calcula que el bosque que se extendía por 170 millones de hectáreas alrededor del año 1900 decreció a menos de 100 millones de hectáreas para finales del siglo XX.[2] En 2008, se calculaba que las pluvisilvas tropicales en Indonesia habrían sido taladas en una década.[3] De la explotación forestal total en Indonesia, hasta un 80% se calcula que se lleva a cabo ilegalmente.[4]
Grandes compañías internacionales en el negocio de la pulpa, como la Asia Pulp and Paper,[5] o la papelera indonesia APRIL (Asia Pacific Resources International Limited)[6] han eliminado grandes zonas de bosque en Indonesia y la han reemplazado por plantaciones. Los bosques a menudo se queman por los campesinos[7] y dueños de plantaciones. Otra gran fuente de deforestación es la industria de la madera, movida por la demanda de China y Japón.[8] El desarrollo agrícola y los programas de migración nacionales trasladaron a amplias poblaciones a las zonas de pluvisilva, incrementando así el ritmo de deforestación.
La tala y la quema de bosques para despejar el terreno y dejarlo así para el cultivo ha hecho de Indonesia el tercer país del mundo emisor de gases de efecto invernadero, después de China y de Estados Unidos.[9] Los incendios forestales a menudo destruyen sumideros de carbono de alta capacidad, incluyendo pluvisilvas de crecimiento lento y turberas. En mayo de 2011, Indonesia declaró una moratoria sobre nuevos contratos de tala para ayudar a combatir esto.[10] Parece que esto ha sido poco efectivo a corto plazo, pues el ritmo de deforestación ha seguido incrementándose. Para el año 2012 Indonesia había sobrepasado el ritmo de deforestación en Brasil,[11] y se ha convertido en la nación del mundo que destruye bosques con más rapidez.[12] Según Transparency International, numerosas decisiones judiciales controvertidas en este ámbito han suscitado preocupación sobre la integridad del poder judicial.[13]